El Rosario es una tradicional plegaria de la Iglesia que se hace en honor a María y que fortalece la relación con ella y nos une más a Jesús. El Santo Rosario es el compañero infaltable de cualquier misionero y no podía dejar de serlo para la evangelización en el continente digital. Aunque esta oración puede parecer monótona, y repetitiva, rezarla lo cambia todo. El rosario es una oración muy completa que te permite meditar en los momentos más importantes de la vida de Jesús con la ayuda de María, quien nos conduce de forma amable y maternal por el camino que ella también recorrió. Está compuesta por 10 Padrenuestros y 50 Avemarías que se dividen en la contemplación de 4 misterios del Rosario: Misterios Gozosos. Se meditan los lunes y sábados. Se centran en la infancia de Jesús, desde el momento de la Anunciación.
- La encarnación del Hijo de Dios.
- La visitación de Nuestra Señora a Santa Isabel.
- El nacimiento del Hijo de Dios.
- La Presentación del Señor Jesús en el templo.
- La Pérdida del Niño Jesús y su hallazgo en el templo.
Misterios Dolorosos. Se meditan los martes y jueves. Se contempla la pasión y muerte de Jesús.
- La Oración de Jesús en el Huerto de Getsemaní.
- La Flagelación del Señor.
- La Coronación de espinas.
- Jesús con la cruz a cuestas camino al calvario
- La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor.
Misterios Gloriosos. Se meditan los miércoles y domingos. Como su nombre lo indica, narra los momentos de gloria de Jesús, desde su resurrección.
- La Resurrección del Señor.
- La Ascensión del Señor.
- La venida del Espíritu Santo sobre María y los apóstoles.
- La Asunción de Nuestra Señora a los Cielos.
- La Coronación de la María como reina de todo lo creado.
Misterios Luminosos: Se meditan los jueves y fueron introducidos por el Papa Juan Pablo II en el 2002 y narran la vida pública de Jesús en los que anunciaba el reino de Dios.
- El Bautismo en el Jordán.
- La autorrevelación en las bodas de Caná.
- El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión.
- La Transfiguración.
- La Institución de la Eucaristía.
Esta plegaria se culmina con la oración de la Salve y pueden incluirse las letanías, que son invocaciones o alabanzas que se hacen en honor a nuestra Madre del cielo. ¿Cómo nace esta oración? Rosario significa “corona de rosas” y Santo Domingo de Guzmán lo recibe de manos de la Virgen en 1914 como un poderoso instrumento de evangelización y desde entonces también se propaga su devoción. Se cuenta que Santo Domingo, ya desanimado porque no veía los frutos de conversión en los pueblos donde predicaba, pidió a la Virgen que lo iluminara para encontrar la forma de salvarlos. Entonces en una visión milagrosa, María le dijo: «Estos terrenos no producirán frutos de conversión sino que recibirán abundante lluvia de oración». Desde ese momento, Santo Domingo comenzó a rezar a las personas Padrenuestros y Avemarías y les recomendaba que pensaran en los misterios de la vida de Jesús. Pronto comenzó a ver numerosas conversiones y muchas personas volvieron a Dios. ¿Por qué lo rezamos? El rosario es una muestra de amor a María y una oración ideal para conocerla mejor. Tiene el gran poder de disponer nuestro interior para la contemplación y para crecer en el diálogo con Dios. Además, permite poner en manos de María todas nuestras intenciones: personales, por la iglesia, por los países, por la paz, incluso podemos incluir a nuestros seres queridos que han partido de este mundo. Lo puedes rezar en acción de gracias por un favor recibido de María, cuando tienes una dificultad que no puedes resolver, cuando tienes una intención especial que quieres dejar en manos de nuestra madre y sobre todo en momentos de tristeza, para recibir su consuelo maternal. Por esta razón también se vuelve un instrumento importante para la evangelización en el continente digital. Cuando sientas que el trabajo que haces en los medios digitales no está dando frutos, puedes seguir el ejemplo de Santo Domingo de Guzmán y encomendar tu proyecto a María. Consejos para rezar el rosario Si llevas mucho tiempo tratando de incorporar esta hermosa oración a tu día a día, pero aún no lo logras, te dejamos algunos consejos que te van a ayudar:
- Separa un tiempo y lugar para rezar. Aunque lo puedes hacer en cualquier lugar, si preparas un lugar especial para hacerlo, vas a disponer tu interior y será mucho más natural llegar a la contemplación. Si quieres que sea un hábito, ponlo como parte de tu agenda. Al principio puede parecer que no es una forma muy espontánea de rezarlo, pero con el tiempo te darás cuenta que se vuelve un momento especial con nuestra madre.
- Piensa en todas tus intenciones. Cuando tienes pedidos especiales para la Virgen, te sientes más motivado a rezarlo. En un rosario pueden entrar todas las personas que amas, ¿por qué no aprovecharlo para pedir por todos ellos en una sola oración? En cada avemaría piensa en ellos y lo que necesitan.
- Profundiza en cada misterio. Utiliza tu imaginación para recrear cada escena de los misterios, esto te ayudará a meditar mucho más y no solo te acercarás a María, sino que te sentirás más cerca de Jesús.
- Rézalo por partes. Si tus ocupaciones no te permiten rezarlo completo, entonces divídelo en varios momentos del día. De esta forma te sentirás en constante oración en tu día.
- Aprovecha los momentos de espera. Hay varios tiempos del día que puedes aprovechar para la oración: de camino al trabajo, mientras conduces, en la fila del banco.