Muchas novedades. Estrenamos casi la red, y se plantea como nuevo escenario en el contexto de Nueva Evangelización. Leyendo el documento de trabajo presentado para el próximo Sínodo de Obispos sobre «Nueva Evangelización», descubrimos que a los escenarios habituales que venían siendo considerados para la Evangelización, se añade ahora el escenario comunicativo, con un marcado acento colocado en las redes sociales y el rapidísimo despliegue de internet en la vida de los pueblos, y también de la Iglesia. Queda así «a la altura» del cultural, el migratorio, el económico, el político, la investigación científica y tecnológica, citados los cinco por ese orden, detrás del cual se pone el nuevo escenario comunicativo. Por último, a esta lista, se incorpora novedosamente el escenario religioso, como una petición hecha en los Lineamenta.
¿Qué quiere decir esto? Que la Iglesia toma conciencia, y así lo expresa, de «un gra desafío» para ella misma. Se ve por tanto interpelada a crear una «nueva cultura de evangelización», llamando a responsabilizarnos de este amplio escenario que está surgiendo y se extiende por todo el mundo, de modo que deje de ser «un medio» para la evangelización y se convierta en un «escenario» (entorno, ámbito, lugar) donde propiciar la Buena Noticia, el encuentro con Cristo.
En su análisis sobre el mismo, podemos reconocer (pensar, rezar y estudiar) tres grandes cuestiones, que nos invita a mirar y revisar con optimismo, «positivamente y sin prejuicios».
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¿Qué ha cambiado? Se ha desplazado, si no transformado totalmente, el «lugar» de la vida pública. La red ha asumido y hecho suyas algunas características que hasta ahora sólo eran posibles en el marco de las relaciones personales, ha variado el modo de acceder a las noticias e información (medios de comunicación), ha propiciado cambios sociales e impulsado transformaciones reales en la realidad (supera así la dicotomía entre lo virtual frente a lo real, consciente de su mutua implicación y retroalimentación), ha eliminado fronteras que hasta ahora impedían o dificultaban el trato entre diversas culturas, grupos y personas.
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¿Qué beneficios tiene su uso pastoral? Ante esta pregunta, el documento, a mi entender, se queda un poco «corto». Estima que lo que se produce es un «incremento», un «aumento» de determinadas conductas. Pero la red trae consigo un impacto mucho mayor en las relaciones, ante las que convendría mantener una actitud positiva, como antes reclamaba. Dentro de los beneficios están señalados el acceso a la información, a un intercambio más enriquecido, nuevas formas de solidaridad, la nueva dimensión que adquieren determinados valores. Aunque, insisto, creo que el cambio es no sólo cuantitativo, sino cualitativo. Una nueva forma de relación, una nueva manera de información, un nuevo modo de crear, de impulsar proyectos, y también de evangelizar.
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¿Qué riesgos conlleva? Fiel a la «no condena de internet», que no tendría sentido en bruto, sí que se utiliza la palabra «riesgo», como una constatación de prácticas desordenadas en su uso: el egocentrismo, el emotivismo, el relativismo, la falta de silencio y de reflexión, el exceso en la afirmación del propio pensamiento, la reducción de lo ético y lo político a espectáculo; la cultura de lo efímero e inmediato. Todas las características señaladas no pertenecen exclusivamente al mundo de internet, pero con la red se ven tremendamente amplificadas. En este sentido considero que los peligros señalados son «algo más que peligros», sin más; se trata de aspectos culturales, sellados en cierto modo en la red, y ante los cuales convendría dar una respuesta seria, difícil de proponer.
Ante estas cuestiones, el documento remarca la necesidad de un «discernimiento atento y compartido». Como todo instrumento, se trata de un medio puesto al servicio de un fin, que requiere igualmente orden y sentido, clara intención. Y que además tiene un alto componente personal, de personas para personas. Sea como fuere, en la red se puede encontrar el camino a la salvación, se puede proponer la Buena Noticia y evangelizar, se puede trabar contacto y relación cristiana, se puede colaborar en proyectos de iglesia a todo nivel, se puede hacer tanto y tan importante que conviene discernir adecuadamente con criterios cristianos, de iglesia y de actualidad, cómo debe ser nuestra presencia en la red. Urgemente necesitamos «posicionar» en la red «el patrimonio educativo y sabiduría de la tradición cristiana».
cf. La Nueva Evangelización para la transmisión de la fe cristiana