En la última visita ad límina que los Obispos españoles hicieron a Juan Pablo II, el Papa les lanzó un reto muy importante: «Es primordial conservar y acrecentar el don de la unidad que Jesús pidió para sus discípulos al Padre. En vuestra propia diócesis, estáis llamados a vivir y dar testimonio de la unidad querida por Cristo para su Iglesia».
Yo creo que esto es igualmente exigente para nosotros. Por desgracia, vivimos en una sociedad que su única meta parece ser dividirnos y alejarnos de nuestra fe. Es por eso que hoy, más que nunca, es necesario que nos mantengamos unidos. No importa si somos de tal o cual parroquia; si somos del Opus Dei, de los Neocatecumenales, del Regnum Christi o de ningún movimiento; si venimos de Andalucía, de Valencia o de Cataluña. Si somos laicos, religiosos, sacerdotes… Lo único que realmente importa es que somos católicos, es decir, universales: unidos en un Cuerpo (la Iglesia), y bajo un mismo padre (el Papa).
Se me ocurre que, por ello, los médicos católicos deberían asociarse entre sí en la búsqueda de valores cristianos en la medicina; que los empresarios católicos habrían de crear lazos para trabajar como cristianos genuinos; que las Universidades Católicas deberían aunar fuerzas para formar una cultura auténticamente cristiana; que los #iEvangelizadores en la Red, como estamos intentando aquí en #iMisión, debemos unirnos para extender juntos, como familia, el mensaje de Cristo. En fin, que aquellos que nos proclamamos católicos sepamos dar muestras de esa unidad que hacía a los paganos, en los primeros años del cristianismo, gritar: «Mirad cómo se aman».
Y no es ninguna ilusión. Es el mandato tal vez más claro de Cristo: «Amaos los unos a los otros como Yo os he amado». Sin condiciones de ningún tipo. Creo que no debemos llamar ilusión a algo que le ha costado tanto a Cristo y que continuamente nos predican Juan Pablo II y Benedicto XVI, con su vida y sus escritos. Somos un Cuerpo; mantengámonos unidos en la adversidad, ahora más que nunca, para poder resistir los embates de gente cuya máxima es “divide y vencerás”.