¿Cómo puedes vivirla mejor?
Te dejamos 3 consejos para aprovechar este tiempo de gracia:
- Acércate al Espíritu Santo. Si no es la Persona de la Trinidad a la que tienes más presente, este es el mejor momento para conocerla más. Pide constantemente que puedas recibirlo con buena disposición. Para este fin, te compartimos la secuencia de Pentecostés o Himno al Espíritu Santo para que puedas rezarla y dejar que poco a poco entre a tu corazón:
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre, don, en tus dones espléndido, luz que penetra las almas, fuente del mayor consuelo, Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre, si tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones, según la fe de tus siervos; por tu bondad y tu gracia, dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno.
Amén.
2. Renueva tu fe. Este es un tiempo especial para volver a Dios, transformar nuestros corazones. ¿Cómo hacerlo? Si es un tiempo difícil para ti o sientes que te has alejado, vuelve a lo básico: las oraciones, el rosario y el tiempo a solas con Dios. Pide al Espíritu Santo que te ayude a confiar tus cosas a Dios, lo bueno y malo. Si sientes que estás en un buen momento, aprovecha y comparte en comunidad, por ejemplo transmite la alegría de ser parte de la Iglesia. 3. Ten presentes los dones. Para comenzar, ¿sabes cuáles son los dones del Espíritu Santo? Son siete: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios. Siempre necesitamos más de uno y qué mejor que pedirlo en esta celebración. Estos regalos nos sostienen y nos iluminan para saber mejor el camino que Dios tiene preparado para cada uno. ¡Haz que sea un Pentecostés diferente y que toda la acción del Espíritu Santo obre en ti!